Jon Rahm es la fuerza inamovible del golf

Los movimientos de Jon Rahm están imbuidos de propósito. Su swing, su marcha e incluso la forma en que hojea su libro de yardas o mide un putt se hacen rápidamente pero no con ligereza. Él tiene el control, pero no se ve frenado por la indecisión. Es difícil desviar a Rahm de su curso previsto.

Su inercia es alta

Rahm siempre ha parecido destinado a la grandeza, y nunca ha cambiado de rumbo. Su victoria en el Masters fue un recordatorio de eso.

Ganó la chaqueta verde con una muestra de la consistencia que ha sido una marca registrada de su carrera. Un putt de cuatro en su primer hoyo de la semana no lo detuvo. El peor clima de la semana, condiciones que un compañero de juego llamó «básicamente imposibles», no pudieron descarrilarlo. Tampoco podría ser el hombre más intimidante de esta generación en las mayores. Rahm siguió viniendo, tomando la ruta directa a la chaqueta verde. Se mantuvo firme mientras otros vacilaban.

Resultó en su segundo campeonato importante y un regreso al primer lugar en el ranking mundial. Ahora ha ganado cuatro títulos del TOUR en 2023 y lidera la FedExCup por 786 puntos.

La consistencia puede volverse mundana. No es tan atractivo como lo impredecible, pero es más impresionante. Rahm ha terminado en el top 10 en más de la mitad de sus inicios mundiales como profesional (85 de 157, 54%). Tiene más victorias (20) que cortes perdidos (14).

«Siempre he tenido confianza cuando he estado cerca del liderato. Tengo plena fe en todas las partes de mi juego, y tal vez porque era tan difícil, estaba concentrado en lo que tenía que hacer. Y eso es realmente todo lo que puedes controlar, es lo que puedes hacer».

Es una filosofía que ha mantenido su carrera relativamente inmune a las fluctuaciones. Fue el amateur número 1 del mundo antes de convertirse en el número 1 como profesional. En cada una de sus siete temporadas profesionales, nunca ha ganado menos de dos títulos en todo el mundo. Tomó una ruta directa al estrellato, similar a cómo se acerca a cada hoyo.

Nadie combina mejor distancia y precisión, lo que significa que sus rondas están desprovistas de las recuperaciones salvajes que son las más entretenidas. Jordan Spieth no lo es. Sus rondas no están destinadas a ser emocionantes. Son metódicos. Hace que lo increíble parezca normal, lo cual es una habilidad en sí misma.

El año pasado, cuando se habló de una caída, ganó dos de sus últimas tres aperturas en el DP World Tour para mantener viva su racha de temporadas de múltiples victorias. Luego comenzó 2023 ganando sus dos primeras participaciones en el PGA TOUR y tres de sus primeras cinco. Suma seis victorias en sus últimas 12 participaciones en el PGA TOUR y el DP World Tour.

Cuando Rahm fue presionado para una explicación de su dominio después de su victoria en The Genesis Invitational, su tercera victoria de 2023, no pudo señalar una sola causa para su éxito. En cambio, habló sobre la «rutina diaria» y «hacer las pequeñas cosas correctamente».

La disciplina no genera titulares, pero funciona. Rahm lo demostró en el hoyo 12 el domingo. A pesar de tener un hierro corto en la mano, emuló a los mejores estrategas del golf, Jack Nicklaus y Tiger Woods, apuntando lejos del hoyo y sobre el búnker frente al green. Ver a los jugadores disparar a las banderas puede ser más emocionante, pero Rahm está más preocupado por ganar. Evitar errores es tan importante como hacer birdies.

«Hacer las pequeñas cosas bien durante mucho tiempo eventualmente dará sus frutos», dijo Rahm, quien fue tercero en greens golpeados esta semana.

Nos atraen las grandes proclamaciones y los cambios radicales. Crean historias dramáticas y debates acalorados. Pero no siempre son el camino hacia el éxito.

Rahm nunca reconstruyó su swing ni habló de reinventarse. A diferencia de sus compañeros, nunca se le ha visto con un instructor parado detrás de él en el tee de práctica. No está experimentando con la psicología pop o las dietas de moda. Simplemente sigue ganando.

Se supone que el golf no es tan predecible. El caos es inherente al juego. Es una de las razones por las que es tan adictivo. Las recompensas son intermitentes, llegando a intervalos inesperados. No para Rahm, cuyo juego completo lo hace difícil de vencer.

Un pasaje en el libro de Joe Posnanski «The Baseball 100» podría usarse para describir a Rahm y nuestra relación con él.

«(El analista de béisbol) Bill James ha hablado a menudo sobre cómo los jugadores que hacen una o dos cosas bien tienden a ser sobrevalorados, mientras que las personas que hacen muchas cosas bien siempre son subestimadas», escribió Posnanski. «Las personas que hacen cosas famosas tienden a ser sobrevaloradas, mientras que las personas que son simplemente buenas día tras día pero que nunca aparecen en los titulares tienden a ser subestimadas».

Esta temporada, Rahm se ubica en el top 30 de las seis categorías de golpes ganados. Su swing de golf corto es un subproducto del pie zambo con el que nació. Le impide llevar el club demasiado atrás, pero también es una acción que rara vez se desequilibra.

Es el mejor piloto del planeta, liderando el TOUR en Strokes Gained: Off-the-Tee la temporada pasada. Su combinación de distancia y precisión le da una ventaja en el campo y mantiene grandes números fuera de su tarjeta. Las mejoras en su juego de cuña y putting han llevado su juego a otro nivel.

Falló solo ocho calles en toda la semana, ocupando el cuarto lugar en precisión de conducción. Golpeó todas las calles en la primera ronda. Su confiable desvanecimiento había regresado, un tiro confiable que es difícil de superar.

Luego están las habilidades que no pueden ser medidas por los monitores de análisis o lanzamiento.

«Algunos muchachos simplemente lo tienen en el fondo», dijo su caddie, Adam Hayes. «Hablan del factor ‘eso’ y creo que él tiene eso».

Rahm lo demostró de nuevo en el Masters, haciendo lo que mejor sabe hacer. Vencedor.

Fuente: PGA Tour